De orígenes humildes, Alexander creció en el modesto barrio londinense de Stratford, donde, a una edad muy temprana, ya diseñaba trajes para sus hermanas. Convencido de que la moda era su vida, a los dieciséis años abandonó los estudios y comenzó a dedicarse a la profesión. Cuatro años después se instaló en Japón, y luego en Milán.
De esta manera, pudo acceder a la prestigiosa escuela de moda Central Saint Martin’s College, en Londres. Su trabajo de final de carrera sorprendió a todo el mundo. Y así comenzó se impresionante carrera.
Conocido en sus comienzos como el “hooligan” de la moda inglesa por su imagen atrevida, que captaba nuestra atención por su pelo rapado, vaqueros destrozados y botas de estilo militar, fue uno de los creadores más jóvenes en recibir el título de Diseñador Británico del Año, que logró cuatro veces entre 1996 y 2003.
Sus diseños, siempre tan novedosos como extravagantes, le llevaron a ser el diseñador jefe de la firma francesa Givenchy, título que le concedió el presidente de LVMH, Bernard Arnault, tras la salida de John Galliano en 1996.
Pero las pasarelas no volverán a ser las mismas . Lamentablemente, Alexander McQueen decidió poner fin a su vida el pasado jueves 11 de Febrero, a solo diez días de la semana de la moda . Sin duda, una fecha que el mundo de la moda recordará por siempre.
No creo que haya personalidad capaz de recrear sus diseños tan asombrosos, tan impactantes. Su imaginación y originalidad eran inigualables. No es posible compararlo, y mucho más difícil superarlo. Sin duda es uno de los diseñadores que más admiro y lo considero un ícono de la moda. El mundo entero lamenta la pérdida de Alexander McQueen, un genio inigualable.
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